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domingo, 29 de mayo de 2016


Dos Ángeles y Medio
En Ecuador es todo un acontecimiento cultural el rescate, restauración, digitalización y presentación, del material de la película "Dos Ángeles y Medio" (miren en Google y verán que es cierto). Se trata de un largometraje de ficción realizado en Colombia en 1958, en blanco y negro, formato 35 mm, producido por Carlos Corredor Pardo (mi padre, 1915 - 1961), y protagonizado por Marlon de Castro, Luis Alberto Martínez, y Gustavo Corredor Ortiz (o sea, YO, 1946 - ????). Me siento muy orgulloso por esto porque esta película es, ni más ni menos, el testimonio de la iniciación de mi carrera como actor hace, ni más ni menos, 58 años; no estoy seguro, necesitaría confirmación o corrección, pero puede que esto signifique también que yo sea el actor, vivo y activo como actor, más antiguo, o, se oye mejor, más veterano, del cine colombiano.
El orgullo con que los ecuatorianos, con toda la razón, presentan este acontecimiento como un evento nacional ecuatoriano, se debe a que el guion de la película es obra del escritor ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta (1909 – 1981), lo cual por supuesto justifica el mérito que en Ecuador se le da a la película como algo propio, pero no resta para nada el mérito colombiano por haber sido una realización producida con recursos completamente colombianos (aportados en su totalidad por mi padre), actores colombianos, técnicos colombianos, locaciones colombianas, postproducción colombiana, y todo lo demás, colombiano. Creo que eso hace que “Dos Ángeles y Medio” se pueda calificar, sin lugar a dudas, como una película colombiana en la cual, lo repito con todo el orgullo y sentido de pertenencia, tengo el honor y el mérito de ser uno de sus protagonistas; hago el papel de un, en ese entonces, gamín, ahora, habitante de la calle, bogotano de once años (uno de los dos “Ángeles” de la historia).
Recordando un poco sobre la gente de esta producción, puedo decir que, como ya se dijo, el productor Carlos Corredor Pardo y el guionista Demetrio Aguilera Malta, están muertos. No estoy seguro pero creo que también está muerta la directora, una mexicana simpatiquísima que se llamaba Velia Márquez y era la compañera sentimental de Demetrio. Me encantaba que Velia me dirigiera y me esforzaba en hacer las cosas a su gusto, porque cuando lo lograba me premiaba con un abrazo en el que me consumía el rostro entre sus senos. El director de fotografía y camarógrafo era Dagoberto Castro, muy buen tipo que nos hacía reír todo el tiempo, muy prestigioso por esos días pero de quien después de la película no volví a saber nada. La actriz que hacía de niñera del medio ángel era Beatriz Dishington, mujer buenísima y buenísima gente con la que me encantaba conversar; creo que fue con ella que aprendí que algunas mujeres bellas también sirven para hablar; de ella tampoco volví a saber nada. El “galán” que entretuvo a la niñera en el parque y permitió que el medio ángel se perdiera y terminara entre la gallada de los gamines, era un empleado de mi papá, un tipo bien parecido que era vendedor en una de las empresas del viejo, quien a la muerte de él y la quiebra de sus empresas, apareció con empresa propia de artes gráficas, con la misma maquinaria que era de mi viejo, y de quien sí he sabido toda la vida; se convirtió en un industrial millonario y amargado con el que no se puede hablar; se llama Bernardo Moreno y hasta hace como diez años supe que estaba vivo, no sé si todavía lo está ni me interesa. El “medio ángel” era Marlon de Castro, un niño de dos o tres años, hijo de mi estimado camarógrafo, que en la peli no tenía que hacer más que dejarse llevar, y de quien, a pesar de tener desde chiquito ese nombre tan artístico, nunca volví a saber nada. De los “dos ángeles”, o sea los dos gamines que se encuentran al chinito de estrato 18 perdido y pasan las duras y las maduras tratando de ver cómo lo devuelven a su casa, pues uno era yo, y el otro era un gamín de verdad, lo que ahora llaman “actor natural”, que pertenecía a la gallada, ahora “parche”, de los gamines, ahora “ñeros”, del Parque Nacional de Bogotá. El chino era, o es, no sé si estará vivo, es un par de años menor que yo, así que si vive debe tener unos 68 años, de nombre Luis Alberto Martínez, alias “chispas”. Con él hicimos una muy bonita amistad. Como pago por su actuación mi Papá lo llevó a vivir a nuestra casa en las mismas condiciones en que vivíamos mis hermanos y yo, y le ofreció encargarse de su educación y de su vida como si fuera otro de sus hijos. Eso me puso muy contento y ya le estaba preparando el camino para su entrada al Liceo de Cervantes, donde yo estudiaba, cuando me dio una sorpresa de la que aprendí mucho sobre la vida y la gente: no había pasado un mes desde la terminación de la película, cuando Luis Alberto se desapareció de la casa llevándose únicamente la ropa que tenía puesta. Fuimos a buscarlo al Parque Nacional, y los compañeros nos dijeron que se había escondido porque no quería vernos, y que nos pedía perdón por “habernos fallado”, pero que él no soportaba una vida diferente a la de la libertad de la que disfrutaba con su gallada; en ese momento él era un niño de 9 años... Años más tarde, tal vez unos 20, sentado en uno de los bancos del centro donde le lustraban a uno los zapatos, es decir en aquella remota época en la que yo todavía usaba zapatos de lustrar, me quedé mirando al lustrabotas de unos 28 años que creí reconocer, y le pregunté:
─¿Luis Alberto?
─Sí don Gustavo ─me contestó.
Resultamos almorzando juntos en un restaurante, donde me contó que a veces se arrepentía de haber perdido la oportunidad de ser un profesional con una vida muy distinta a la que llevaba, pero que por lo general, sobre todo cuando veía la forma de ser de algunos de sus muy elegantes clientes, muchos de los cuales desempeñaban sus actividades a una cuadra de ahí, en el Capitolio Nacional, le agradecía a la vida por haberlo guiado a tomar la decisión de irse de nuestra casa, y no haber corrido el riesgo de llegar a parecerse a esa … -perdón pero sería una falta de respeto con Chispas el cambiar su expresión-…manada de hijueputas.
Son muchas las anécdotas y recuerdos bellos asociados a la película “Dos Ángeles y Medio” que están llegando ahora a mi mente. Ya veré en qué forma decido contarlos. Por ahora lo único que cuento es que he recibido la noticia de que en estos días van a pasar la peli por Señal Colombia. Voy a ver si logro saber cuándo y a qué hora y se los comunico.